11 de julio de 2017

Que le vamos hacer

Hoy 11 de Julio ya de regreso en Miami con el grupo de muchachos que participan en nuestro campamento de verano; en una entretenida conversación con ellos sobre modas, música y valores sociales, uno de ellos exclamó: Que le vamos hacer, refiriéndose a las letras de las canciones que están en primeros lugares rocas de un contenido soez.

Su expresión surgió en relación a un video donde el lenguaje y la letra de la canción no es lo más inspirador en relación a valores o principios morales que podamos usar como modelo de referencia en pro de buenas costumbres y es su respuesta en tono de resignación lo que me inspira es escribir esto.

Reconozco el derecho que tenemos todos al libre albedrío que nos ha dado el creador y a vivir en absoluta libertad en pro de ser felices, siempre y cuando no se haga daño a ninguno y sin olvidar que tus derechos terminan donde comienzan los míos.

Si analizamos un poco el mensaje musical que origina este escrito y para no encerrarlos a todos en un mismo saco, lo llamare música urbana en donde se destaque el sexo, la violencia y el poco valor que tiene el género femenino a todo nivel según expresan las letras de sus canciones. 

Pareciera que los involucrados en dichos temas no nacieron dentro de un seno familiar con valores morales o quizás dentro de su familia el género femenino viene con un sello de meretriz en la frente, razón por la cual se refieren a las mujeres de esa manera tan triste y a su vez  la sociedad complaciente o cómplice está apoyando estos movimientos sociales, sin pensar más allá de sus narices en el daño moral o espiritual  que están imprimeniendo en la formación de sus pequeños o de los adolescentes en casa, que crecerán o se harán  parte de esta pérdida de valores a todo nivel.

Este fenómeno no solo se aprecia en la música, también está en la disfrazada Violencia como expresión de temas de acción en todas sus manifestaciones y nos quieren  hacen creer como borregos que dichas conductas violentas sanguinarias de muerte, de asesinatos, de robos, de violencia de género o crimen organizado son simple expresiones de acción.

Con muchísima frecuencia escuchamos la frase: A donde iremos a parar o la usada para este escrito: Que vamos hacer.

Pues si podemos hacer y si podemos detener esto. Cada vez que decidimos ir al cine, comprar un disco o bajar una canción, adquirir un libro y cualquier actividad que realicemos donde nuestros principios morales se vean vulnerados debemos dejar de hacerlo, sin importar el señalamiento o juicio social al que seamos expuestos.

Un simple ejemplo: cada vez que pagamos por algo como lo descrito en el párrafo anterior, solo estamos enriqueciendo a un extraño que no le importa en lo más mínimo si nosotros somos víctimas de la violencia que siembra en el mundo a gran escala con sus películas, series, canciones, etc.

Debemos abrir los ojos y darnos cuenta que estamos llevando a nuestros pequeños en camino a su propia autodestrucción como sociedad. Estamos siendo manipulados de forma dantesca y seguimos en esa senda, hemos pasado a ser simplemente unos seres que respiran y que cumplen patrones establecidos, para ser  aprobados socialmente. Creo que el compromiso con nuestras generaciones de relevo es mayor que lo que estamos haciendo.

Nos hemos convertido en una sociedad que regala su tesoro más preciado que es nuestro tiempo de vida en pro de intereses mezquinos, para ser socialmente aceptado y no brindamos a nuestra familia el tiempo de vida, que es lo más valioso que podemos brindarles con amor, respeto, apoyo, caridad y todos esos hermosos valores que son propios de nuestra esencia.

Observamos cómo familias jóvenes cubren todas las pautas sociales establecidas, mientras terceros son los que forman o cuidan  a sus hijos y se pierden todo ese maravilloso tiempo de crecimiento y  aprendizaje de valores, principios o buenos modales que les acompañará por el resto de la vida.

Estamos siendo manipulados de tal forma que nos hemos alejado de nuestro principal proveedor de todo que es nuestro creador y a su vez de nuestra misión de vida, de ahí nacen nuestras ansiedades, miedos, depresiones ya que nos han hecho creer que estamos solos y que las respuestas a nuestra evolución o crecimiento están fuera de nosotros o separados del amor por nuestros semejantes. Nos jactamos que somos las criaturas más evolucionadas del planeta, sin embargo somos los únicos seres vivos que debemos pagar por casa o comida, que lejos estamos de nuestra esencia y que distanciados estamos de nuestra principal razón de vida: Amarnos unos a otros, como a nosotros mismos.

Amarnos unos a otros, basados en el amor incondicional es la principal herramienta de crecimiento espiritual en este plano terrenal, que a su vez nos brinda mediante su práctica diaria la posibilidad real de alcanzar esa ansiada armonía general o un estado de paz continúa por el que tanto clamamos a los cuatro vientos. No olvidemos que lo experimentado en el plano espiritual es lo único que nos llevaremos al momento de abandonar este cuerpo físico, para retornar a casa y sin olvidar que todas esas experiencias nos acompañarán eternamente. 


Opsensei 
Julio 11 2017