Esta es una historia de amor real, de aprendizajes, de crecimiento espiritual, de emociones y de sensaciones únicas que nacio a los pies de nuestro cerro el Avila.
Si, Bajo ese cielo azul infinito y caribeño de la sultana del Ávila. Sultana del Ávila, así se le llama a la ciudad que me vio nacer, cuyo nombre original es Santiago de Leon de Caracas, esa ciudad rica en historia, leyendas, pasiones y amores; allí fue donde se originó esta historia que se me había quedado en el tintero por un tiempo, pero hoy como los viejos amigos se me cruzo por ahí y aquí la comparto con ustedes.
Caracas la ciudad que tanto añoramos los que no estamos en ella, sin embargo como todo lo que es del trópico que cuando llega a nuestro corazón siempre permanecerá ahí. Ciudad donde vibramos y amamos con su brillo inigualable, con su calidez y su belleza. Entre la magia de sus calles me sorprendió una tarde en una calle de Altamira.
Tan solo fue suficiente el brillo de tus ojos, tu sonrisa encantadora y el contraste de tu cabello con tu camisa blanca y tus complemento de vestir en azul, para que mi alma se entregara de lleno al amor sin siquiera expresar palabras.
El nuestro Un amor de almas que sin duda es ancestral, mágico y eterno, amor que se escondía tras una mirada tímida y una sonrisa encantadora, así fue como mi alma se sintió atraida desde un primer momento por tus ojos, por tus labios y por ese encanto mágico que tantas veces me cuesta expresar con palabras, ya que son son sentimientos inefables los que nos unen de alma.
Es un amor vivo y presente que con solo verte me invaden ráfagas de pasión y de ternura, ni hablar de los vientos huracanados que generas dentro de mi alma que me hacen sentir un inmenso orgullo por tener el privilegio de amarte
Ya se que nunca conocemos los planes de Dios y que la vida nos sorprende en cuestión de segundos, sin embargo estoy muy seguro que eres el verdadero y el mas hermoso amor que he vivido a lo largo de mi vida, gracias por este amor tan bonito, sabes eres la dueña de mi alma, de mis latidos, de mis noches, de mi primer pensamiento en cada amanecer e igualmente eres el pensamiento cuando cierro los ojos al anochecer, es que hasta te apoderaste de mi paladar y de mi respirar, doy gracias a Dios por ello. Donde quiera que este, ya sea solo o en compañía tú vives en mi.
Te amo inmenso
Op
