Kuro Obi, término que en lenguaje japonés significa: Cinturón Negro. Personalmente siento y vivo convencido que el haber obtenido el rango de cinturón negro en Karate japonés es mucho más profundo que guiar un grupo de alumnos a obtener una medalla o un trofeo. Es un compromiso de vida con quienes lograron realizar una maravillosa fusión entre lo espiritual o divino y el arte de defenderse contra las armas sin armas, así debemos comprender que en cada lección que damos estamos tocando almas por el resto de la vida; de ahí la inmensa responsabilidad que detentamos todos los que tenemos el privilegio de enseñar.
Quizás tengan un tono romántico o soñador mis palabras, sin embargo para mi es una forma de vida y de transmitir la filosofía, las técnicas, los principios y todo lo que el Budo comprende como fue concebido por los fundadores de cada una de las ramas de lo que conocemos como karate.
Sin duda es deber de cada instructor que se jacte de querer ser reconocido como un verdadero Sensei, dar a conocer a sus alumnos todo el maravilloso mundo del budo, sus origenes, sus principios, ser un ejemplo viviente de el arte de la mano vacía.
Soy partidario y fiel creyente de la difusión y práctica del arte donde todos cabemos en un tatami, como una hermandad en beneficio de todos con intercambio de ideas, técnicas, valores y principios morales que son parte fundamental del budo.
Tristemente hace más de una década escuchó instructores o alumnos que hablan sobre equipos elite o de alta competencia y eso me da la sensación que se desvirtúa una de las bases del karate, que lo hace ser un arte de la mano con la justicia en todas sus variantes. Se podría estar gestando la creencia que lo están guiando a ser un arte excluyente o considerarlo hasta discriminatorio, mientras se mantengan esos parámetros.
Soy más de ayudar a formar mejores seres humanos mediante la práctica del karate, que de formar atletas exclusivamente sin los principios del budo. No tengo nada en contra de organizaciones, grupos o escuelas que solo formen alumnos desde un punto de vista deportivo. Sin embargo al culminar la fase de atleta o competidor, el practicante que creció o se desarrolló sin budo, casí siempre se convierte en una deserción; mientras que el que está formado con la solidez de los principios budokas lo llevará por siempre consigo y eso demuestra que la tradición o el legado original es para toda la vida y se impondrá sobre todo el boom deportivo actual.
No hay que menospreciar a la parte deportiva en cuanto a que quizás pueda aumentar un poco en la expansión o difusión del karate, así como a la competencia en sí misma, ya que cuando un alumno realiza una ejecución de kata o se enfrenta en un combate, sin duda como ser humano siempre tratará de sacar lo mejor de si mismo y eso le ayudará en su crecimiento personal. Pero también está en la competencia el alto riesgo del abandono de la práctica al no obtener los resultados deseados, ya sea por un desempeño de bajo nivel técnico o por arbitraje no calificado. Es allí donde nuevamente el karate tradicional sobrepasa de forma importante al karate deportivo, ya que forma y forja la búsqueda de la perfección del carácter como practicante e igualmente sin necesidad de competencias desarrolla una personalidad y una percepción de la vida de una forma integral. Siempre y cuando los instructores tengan conocimiento o experiencias en el camino que es el budo y tengan la capacidad pedagógica de trasmitirlas.
Por eso debemos cuidar mucho como instructores todo lo que son las verdaderas bases del budo y trasmitirlas en la forma más pura posible a nuestros alumnos, debemos unirnos y trabajar en conjunto en pro de una difusión real del arte como tal. No dejemos que los intereses económicos o mezquindades humanas manchen el legado de los maestros y la esencia del arte.
No se trata de rescatar el karate, ya que el karate no está perdido, el se mantiene impecable en los corazones de los verdaderos maestros. Muchas veces se ha querido o se ha intentado imponer el criterio que maestro es aquel que tiene muchos alumnos o que tiene gran desenvolvimiento económico y nada más ajeno a la realidad. Maestro es aquel que tiene la capacidad de formar más maestros y su riqueza está en guiar hacia el despertar de cada alma en el camino de su iluminación espiritual mediante el arte de la mano vacía.
Ganbatte Kudasai
Ganbatte Kudasai
Opsensei
Feb 27 2018
16:37 HRS.