Cuando uno idealiza o crea esperanzas sobre la persona que pensamos podría ser nuestra pareja ideal, muchas veces estamos alimentando en una sola dirección ese sentimiento que llamamos amor con nuestras fantasías, con ilusiones o con esos sueños que todos llevamos dentro intentando llenar las expectativas que creemos nos llevarán a ser felices por momentos o por un tiempo de vida.
Entonces al comienzo de todo en la mayoría de los casos, somos unos enamorados en solitario y concentramos todas nuestras ilusiones en esa persona que hemos construido dentro de nuestra mente como el modelo ideal y nos dejamos llevar por nuestros pensamientos o por nuestro corazón con momentos de euforia, de emoción, de sueños o deseos, siendo esto parte del aprendizaje que todos debemos vivir sin duda en el ámbito del amar o del querer como dicen por ahí.
Con el curso del tiempo y por las experiencias vividas, nuestra perspectiva sobre lo que es una pareja ideal va tomando un giro más cercano a la realidad o a las verdaderas inquietudes de nuestra alma; es decir dejamos hasta cierto punto la atracción física en un segundo plano y por consiguiente ya no es determinante el que nuestra pareja sea aprobada o no socialmente su imagen principalmente o por nosotros basados en el físico, comenzamos a encontrar más atractiva una mente pensante, sensible o romántica y con los pies sobre la tierra antes que un cuerpo de portada de revista.
Hay quienes han tenido la maravillosa experiencia de descubrir algo más profundo lo que con frecuencia llamamos un alma gemela o el amor de la vida y eso convierte la relación en algo que es completamente diferente a lo común. Cuando las almas gemelas se encuentran no importa la distancia, el tiempo transcurrido de vida, los aprendizajes con sus cicatrices incluidas a nivel emocional, la diferencia de edad, clase social y un sin fin de suposiciones que nos han hecho creer que las mismas son capaces de hacer morir el amor.
Es conocido por todos nosotros que el amor es la más alta vibración del universo, como podemos entonces ser tan mentecatos en aceptar que el amor de almas puede morir por factores tan efímeros como el tiempo o la distancia. El amor simplemente se transforma, nunca muere, puede cambiar de forma o de nombre sin perder un ápice de su esencia, siempre será amor y se dirigirá sabiamente por su libre albedrío con alta vibración a mostrarnos el camino hacia la plenitud espiritual.
Por eso el amor de almas es tan profundo, es autosuficiente y va colocando todo en su lugar con la suavidad de la brisa mañanera que humecta la flor con ternura y llega sin avisar, el amor permite que las almas se reconozcan con la calidez, la pasión y todo ese cúmulo de sentimientos mágicos que tácitamente imprimen un sentido de pertenencia cómplice, de miradas profundas, de lenguaje hermoso que conecta las almas por la eternidad.
Al reconocer las almas su esencia , nuestro origen mutuo y descubriendo afinidades, ideas o estilos de vida con pensamientos muy similares gradualmente se irán abriendo nuestros corazones con una transparencia impecable y sanadora.
Nuestras almas saben que se tienen mucho que contar todavía y que les queda por escribir juntas sus propias historias de amor, las conexiones les sorprenderán, se asombraran que todo surge natural, verán florecer las señales y todo esto les guiará hacia una elevación espiritual muy superior a lo mundano.
Existen uniones de almas que tristemente nos han hecho creer que solo suceden en los cuentos de hadas; sin embargo si se dan en este plano, son relaciones donde ninguna de las almas tienen que dejar de ser ellas en esencia, en vivencias, en naturalidad y mucho menos tienen que disimular sentimientos, pasión o entrega, lo cual indica que cuando estas almas se integran en una sola, es un plan perfecto del creador reencontrarlas y juntas alcanzan la plenitud, por lo cual podemos dar nuevamente fe sin duda alguna, que lo que ha de ser será...
Opsensei
Junio 05 2019
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