La ingratitud...
Los dones que hemos recibido cada uno de nosotros, deben ser compartidos con el universo en la misma proporción en que nos han sido otorgados.
Que triste es observar cada día y con tanta frecuencia la falta de gratitud en la humanidad y esta falta de agradecimiento es otra de las causas importantes en el desarrollo o en la evolución espiritual que hemos venido a lograr en esta vida.
La falta de gratitud hacia el trabajo de nuestros semejantes, hacia el simple hecho de estar vivo, hacia las acciones o el apoyo que en algún momento hemos recibido, es parte de ese lastre emocional que nos frena o aletarga esa estabilidad o paz espiritual que muchos buscan y no encuentran dentro de una infinidad de tendencias que con diferentes denominaciones o nombres de técnicas de crecimiento los llevan a un mismo lugar o a esa sensación sin fin de no lograr encontrarse consigo mismo.
Cada día podemos recibir información de cursos, programas, estudios o diferentes actividades que nos ofrecen automáticamente evolución o crecimiento interior; sin embargo casi todas tienen un mismo objetivo: Lucrar a quien la promueve y vivir un tiempo de las carencias o de las necesidades espirituales de quien olvido ver y conectarse con su verdadera esencia.
En diferentes campos de la vida también observamos esa ausencia de agradecimiento a nivel profesional o familiar; escribiré un par de ejemplos para ayudar a refrescar instantes de nuestra vida que quizás pasamos por alto y así como muchos otros creemos que son derechos adquiridos por estar vivos y siendo estos verdaderos regalos que debemos agradecer por siempre. Te has detenido a tener el tiempo de agradecer cuando ganaste tu primer salario como profesional a quien con paciencia, dedicación y entrega se tomó el tiempo de enseñarte a leer o a escribir.
Te has puesto por un momento en los zapatos de quien ha hecho algo por ti por amor o amistad de forma desinteresada con el simple hecho de verte sonreír y brindarte una alegría que quizás sea para quien lo hace un esfuerzo o sacrificio gigantesco.
Muchas de las grandes obras de la humanidad no se hacen con ruido, se hacen desde el silencio de nuestro corazón en unión con nuestra esencia universal.
Sin pensar somos muchos los que como adultos vamos dejando en los más pequeños ese ejemplo de arrogancia, de ego exacerbado, de falta de humildad por no ser agradecidos; soñamos con un mundo mejor y olvidamos fácilmente que nuestras acciones expresan más de nosotros que nuestras palabras.
El agradecer es tan importante en nuestro devenir como respirar, incluso cada respiro debe ser agradecido y se debe agradecer desde el corazón, no simplemente de palabra, debemos agradecer con un sentimiento profundo y con convicción eso sí nos va guiando a ese camino de verdadera evolución en unión con otras emociones o acciones sentidas como la caridad, la humildad, la ternura, el amor incondicional y el respeto a toda forma de vida, etc.
El agradecer, el bendecir, el servir son manifestaciones de energía que como el amor sin duda alguna elevarán tu espíritu y te brindarán una paz maravillosa que en momentos de tribulaciones en unión con nuestra esencia creadora reconfortará nuestras incertidumbres, ansiedades o angustias.
No olviden que al volver a casa, lo que nos llevaremos solo será lo vivido y lo que hicimos por el prójimo, por la madre tierra o por el universo con los dones que nos fueron entregados en este viaje que llamamos vida, todo lo demás se queda aquí. Por eso tenemos el libre albedrío de ser co creadores de nuestra vida, el legado que dejemos es de nuestra absoluta responsabilidad, estas a tiempo de enderezar tu barca a buen navegar o naufragar a tus anchas, tú decides.
Opsensei
Jul 27 -19
10:50 Hrs