En muchas oportunidades durante el pasado siglo XX y en algunas en este siglo XXI, son varias las personas que coinciden en calificarme como un romántico y soñador extraviado en el tiempo.
No les quito su derecho a referirse a mí de esa manera, en el fondo están bastante cercanos a mi sentir. Sin duda alguna yo estoy fielmente apegado al texto breve que les voy a escribir ahora:
Mientras existan mujeres o niñas de pie en algún lugar, no deberían estar hombres sentados.
Ya sé que son muchos los que en pro de una igualdad muy poco razonada, tratan de buscar espacios sociales emocionales o políticos donde con la excusa de una teórica independencia, igualdad o libertad femenina, han decidido de forma unánime y hasta alcahueteada por personas de baja vibración, por no llamarlos poco pensantes. El intentar anular magnánimo que es una mujer a cualquier edad,.
No es el mal llamado machismo lo que me hace emitir esta opinión, ni nada parecido. Yo sinceramente sé que lo más grandioso de la creación humana y universal sin temor equivocarme es, fue y será siempre una mujer. No hay nada que se equipare a la figura femenina.
A mi entender el supuesto proceso social de equiparar los derechos o los deberes entre hombres y mujeres sólo busca al parecer menospreciar, descalificar o como dicen por ahí: Ningunear a el mal llamado sexo débil y veo con tristeza como esa idea ha ido calando en el pensamiento colectivo con aceptación y son muy pocos los que expresamos nuestro rechazo rotundo a ese tipo de mensaje o propaganda que destruye la figura femenina.
Y me cuesta mucho comprender como parte de nuestra humanidad femenina rechaza detalles, atenciones, reconocimiento de dones o atributos que expresamos o realizamos desde el corazón con amor incondicional, es sorprendente y poco creíble que que te encuentras con personas que sus parejas, padres, hermanos o familiares a lo largo del camino de la vida, no se han tomado el tiempo de reconocer las virtudes, los encantos, la magia y la pureza de las almas que hay en cada una de ellas; quienes muchas veces dentro de su inocencia de alma te expresan: No estoy acostumbrada a detalles, a halagos o reconocimientos y por lo cual se aprecia en ellas que no saben como recibir o manejarse ante algo que es desconocido, algo muy similar sucede a todos aquellos que desconocen un acto o palabra de amor universal incondicional.
Como hombres, como sociedad, debemos recuperar o restablecer de manera efectiva y permanente el valor de cada una de ellas, que son la creación más grande del amor De Dios y dejemos de pensar tanto, comencemos a sentir más, a dejar nuestra verdadera esencia de amor universal brotar de nuestro corazón, en acciones, palabras o pensamientos y descubriremos lo que es flotar en amor.
Opsensei
Dic 15 / 23
Una reflexión más de esas que nos tiene siempre atentos del crecimiento y sabiduría de nuestro @opsensei965 gracias gracias gracias 🙏
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