Cada día amanecemos con la esperanza que Dios nos brinde un buen día y somos nosotros los principales responsables del resultado de nuestro día.
En gran parte del día, enfocamos nuestras energías en alcanzar metas que son establecidas por la humanidad y no por nuestro creador, lo cual nos hace poner de lado muchas veces la humildad, la caridad,la paciencia y el amor por el prójimo entre otros aspectos importantes por los cuales estamos en esta vida, lo que nos hace convertirnos automáticamente en nuestros peores enemigos.
Suena contradictorio, pero cada uno de nosotros somos capaces de convertirnos en nuestros peores enemigos; analiza un momento y recuerda cuantas metas para ser mejor ser humano has roto en tu camino de vida; no analices las metas materiales o vanidosas que espera la sociedad de ti, piensa en las espirituales que son las que eternamente estarán contigo y te darás cuenta que muchas veces somos nosotros alejados de nuestra esencia, los que actuamos ajenos al principio básico de amar al prójimo como nos ha sido encomendado desde nuestros orígenes.
Y si eres de los que la frase de amar al prójimo como a ti mismo, no te agrada por ser de origen religioso o creyente , te invito a que desde el punto de vista espiritual, analices como te sientes después de haber actuado de forma incorrecta con alguien, sabiendo que pudiste hacerlo mejor. No olvides que no hay mejor almohada que una conciencia tranquila.
Por eso les invito a que hagan sus cambios a la brevedad desde su interior y dejen fluir los dones que les regalo el creador a cada uno sin mezquindad y con fluidez, para lograr ese mundo en el que todos deseamos vivir, exclusivamente de nosotros depende, somos responsables en la totalidad de nuestras acciones por siempre