Definición por vox populi: momento de máxima expresión o intensidad, estado de mayor florecimiento o esplendor.
Tiende a ser una frase de uso cotidiano y quizás muchas veces olvidada en tiempo real de existencia. Aunque parezca extraño, la humanidad acostumbra a el uso de frases comunes sin realmente materializar o dar el significado real en todo momento a la palabra que sale de su boca, de ahí puede nacer el dicho: Al hombre no le hace dañó lo que entra por su boca, sino lo que sale de ella que viene de su corazón.
Hoy quiero hablar de la plenitud, ya que con propiedad puedo asegurar que he conocido la plenitud espiritual y recomiendo vivir cada momento de vida con la misma intensidad con la que late nuestro corazón.
Definiré como plenitud espiritual, un estado de armonía existencial donde el alma alcanza un nivel de estabilidad fascinante, así como de felicidad o alegría y la hermosa sensación de plenitud, nos despierta inmensas ganas de permanecer en ella o de vivir siempre en ese estado emocional y espiritual.
Es un sentir profundo de balance total de nuestras emociones, donde todo es armonía, sin duda alguna de la mano del creador alcanzamos un nivel en donde esta muy presente la ausencia de necesidades espirituales o emocionales, donde no hay vacío, donde todo tiene sentido, donde no hay angustia, no hay temores, no hay espacio en el alma o en la mente para otra sensación que no sea
el sentir la plenitud del existir.
Muchas veces creemos o pensamos que la plenitud se alcanza construyendo un mundo hipotéticamente perfecto a la percepción humana, economía teóricamente sólida, pareja ideal o cualquier condición que podemos pensar que es lo más cercano a la perfección y no olviden que sólo Dios es perfecto.
Por lo cual es posible que en los pequeños momentos de la vida a los cuales quizás por causas mundanas no le damos importancia, este la plenitud a cada instante, como la sonrisa de un niño, el abrazo de un amigo, ver los ojos de la persona que amas y junto a su sonrisa te hace llegar al cielo, podemos coexistir así con miles de situaciones que por pequeñas que sean o de aspecto rutinario, llegan a tienen ese encanto mágico de la vida que nos llenan el corazón y el alma por siempre.
Recuerda observar al prójimo desde el corazón, no juzgues y deja fluir la vida a la absoluta voluntad del creador y disfrutarás de plenitud con mayor frecuencia de lo que imaginas. Dejando a Dios actuar en tu mente y corazón como el lo tiene planeado para nosotros, cada día será un goce pleno de existir.