26 de julio de 2015

26 de Julio de 1931






En el año 1931, un día como hoy 26 de Julio en la cálida y apacible población de Santa Teresa del Tuy en los valles mirandinos, nació mi Tío Héctor Manuel.

Personaje a quien dedico hoy con toda humildad y amor de hijo mis líneas; no puedo dejar de expresarle en vida, lo importante y especial que fue para mi en mi niñez y en cada momento compartido con el a lo largo de mi vida.

Mi Tío Héctor, quien me cuidaba como si fuera su hijo, quien despertó en mi la pasión por el beisbol, quien me enseño a dar mis primeros pasos en el juego ciencia y quién siempre trato de inculcarnos mucha cultura, valores morales, respeto por el prójimo y el aprender a reconocer el valor de las diferentes culturas de la humanidad, para convivir en el mundo con tolerancia y modales.

El tío que con sus gratas conversaciones mientras crecíamos entre Chiripa, Tripa e pollo o Chaparro,  me enseño que no siempre se Bocha, que a veces hay que arrimar la bola en el juego de la vida con humildad y después disfrutar la victoria con la inocencia de un niño . Mi Tío el que de la emoción  con un gol de Pelé  en la final de México 70, dio un salto de la silla donde estaba sentado que jamás olvidaré. El tío que se levantaba muy temprano, para llevarnos de viaje a Guatopo, Altagracia o Margarita entre otras partes de Venezuela y con un gusto infinito nos enseñaba la geografía o la historia de la zona, sus costumbres, la gastronomía y las historias o leyendas, para que conociéramos y amaramos la tierra que nos vio nacer en épocas de prosperidad y libertad.

Gracias Tío, quizás no tienes idea de lo  importante que has sido para mi durante este viaje que es la vida y como ejemplo de referencia para mis hijos; a quienes he enseñado que te quieran y te valoren por todo lo que has hecho por mi. En honor a ti, por el gran amor y respeto que te tengo, es que mi primogénito lleva tu nombre Héctor Manuel quien es zurdo como tu. Como ser humano supongo que tienes tus virtudes y tus aprendizajes, pero de algo si estoy seguro: si todos los niños del mundo disfrutaran de un tío como tu, ahh caramba que lugar más agradable y culto seria el planeta.

9 de julio de 2015

Plenitud Espiritual

Definición por vox populi: momento de máxima expresión o intensidad, estado de mayor florecimiento o esplendor.

Tiende a ser una frase de uso cotidiano y quizás muchas veces olvidada en tiempo real de existencia. Aunque parezca extraño, la humanidad acostumbra a el uso de frases comunes sin realmente materializar o dar el significado real en todo momento a la palabra que sale de su boca, de ahí puede nacer el dicho: Al hombre no le hace dañó lo que entra por su boca, sino lo que sale de ella que viene de su corazón.

Hoy quiero hablar de la plenitud, ya que con propiedad puedo asegurar que he conocido la plenitud espiritual y recomiendo vivir cada momento de vida con la misma intensidad con la que late nuestro corazón.

Definiré como plenitud espiritual, un estado de armonía existencial donde el alma alcanza un nivel de estabilidad fascinante, así como de felicidad o alegría y la hermosa sensación de plenitud, nos despierta inmensas ganas de permanecer en ella o de  vivir siempre en ese estado emocional y espiritual.

Es un sentir profundo de balance total de nuestras emociones,  donde todo es armonía, sin duda alguna de la mano del creador alcanzamos un nivel en donde esta muy presente la  ausencia de necesidades espirituales o emocionales, donde no hay vacío, donde todo tiene sentido, donde no hay angustia, no hay temores, no hay espacio en el alma o en la mente para otra sensación que no sea
el sentir la plenitud del existir.

Muchas veces creemos o pensamos que la plenitud se alcanza construyendo un mundo hipotéticamente perfecto a la percepción humana, economía teóricamente sólida, pareja ideal o cualquier condición que podemos pensar que es lo más cercano a la perfección y no olviden que sólo Dios es perfecto. 

Por lo cual es posible que en los pequeños momentos de la vida a los cuales quizás por causas mundanas no le damos importancia, este la plenitud a cada instante, como la sonrisa de un niño, el abrazo de un amigo, ver los ojos de la persona que amas y junto a su sonrisa te hace llegar al cielo, podemos coexistir así con miles de situaciones que por pequeñas que sean o de aspecto rutinario, llegan a  tienen ese encanto mágico de la vida que nos llenan el corazón y el alma por siempre.

Recuerda observar al prójimo desde el corazón, no juzgues y deja fluir la vida a la absoluta voluntad del creador y disfrutarás de plenitud con mayor frecuencia de lo que imaginas. Dejando a Dios actuar en tu mente y corazón como el lo tiene planeado para nosotros, cada día será un goce pleno de existir.