5 de octubre de 2013

Tesoros en el exilio


Cuando la vida nos muestra en nuestro camino, que la opción es el exilio, no somos capaces de pensar en el aprendizaje que tenemos por delante, ni en la infinita cantidad de experiencias que van a enriquecer nuestra vida, estamos en esa etapa llenos de incertidumbre, temor, nostalgia, ansiedad y un con una mezcla de sentimientos encontrados que retumban en nuestra mente al tomar esa decisión.

El exilio nos llena de ilusiones y sueños en el momento que entramos vivencialmente  en el, así como nos golpea con frecuencia con los recuerdos, la nostalgia por la familia, por los sabores, los lugares, los amigos, los amores y los sueños, también nos muestra el inmenso mundo de crecimiento y tesoros que estamos por descubrir, creo que de ahí el popular dicho: Nadie es profeta en su tierra.

Y particularmente en el caso de no ser profeta en su tierra, es por la necesidad en la mayoría de nosotros los exiliados que debemos vivir día a día con la disposición de dar lo mejor de sí, para salir adelante en la tierra que nos de cobijo y saber que es un trabajo sin descanso por el resto de nuestras vidas.

Pero dentro de todo este contexto de aprendizaje al dejar nuestras tierras de origen y el descubrir habilidades en nosotros que no conocíamos, a su vez están los tesoros que Dios nos pone en el camino cada día y entre ellos están: el inmenso valor de nuestras raíces y valores, nuestras costumbres, el amor que crece dentro cada día por los nuestros que con los recuerdos que tenemos a mano les extrañamos un montón y nos hace comprender que entre las prioridades en la vida que debemos velar con determinación es la familia, sin importar las distancias, que el amor que Dios nos pide por el prójimo es uno de los mayores motivos del existir.

Otro de los tesoros que nos ha brindado el exilio, son los nuevos amigos, que se convierten en nuestra nueva familia, sean exiliados o no, pero que con el tiempo nos muestra el corazón que son parte integral de nuestro día a día, que si no hay comunicación con ellos, nos sentimos como incompletos, que esperamos ese momento de reencuentro y estrechar la distancia de nuestros corazones en un abrazo sentido, que nos da la sensación de estar juntos de toda una vida, estos amigos se convierten sin saberlo o no en nuestra familia de alma y corazón, sus sueños y logros son nuestros sueños también, así como sus angustias o preocupaciones de inmigración, salud, trabajo, etc.

Gracias a Dios, por poner estos amigos, ángeles suyos en la tierra, así como en nuestro camino, gracias por permitirnos descubrir que en el corazón de cada ser humanó esta su presencia, para nuestro reconforté y velaremos por cada uno de ellos. Gracias  a todos por recibirnos en sus corazones y no quiero cerrar mi escrito sin agradecerles personalmente a todos y en especial a los que han compartido más íntimamente las dificultades y logros de mi familia: Vargas Carvajal, F Carrizo, Patricia Acosta, Cecilia R, Gota Sanoja, Ángela B, Daian Peña, Danira Esther L, Dayana Lorena L, Indira Páez, A Barat, Familia D' Bernardi, Urdaneta Ramia, Ruiz Portillo, Di Lorenzo Mora, Israel Mago  y a  todos aquellos  que por la emoción que me embarga ahora, no me permite escribir sus nombres les pido disculpas, pero ellos saben que tienen un lugar en nuestro corazón. Que Dios les bendiga  a todos por siempre, gracias por ser parte de nuestra vida y por permitirnos ser familia.





 

1 comentario:

  1. Decidir que amo y que acepto a alguien como familia es mas fuerte e intenso que cualquier lazo de sangre. Asi "hacemos" familia en el exhilio: por decision.

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