Hoy conversando en el Dojo, sobre la percepción de mis ojos, surgió una interesante pregunta:
Sensei como ve usted a quien se presenta ante sus ojos ?
Hago la salvedad que según estudios realizados por prestigiosas organizaciones, la práctica del karate puede ayudar a desarrollar en un porcentaje interesante el aumento de la visión periférica y aquí confieso lo que veo.
Si son niños igualmente observo sus ojos y su forma de expresarse ya que aprendo mucho de ellos, son pequeños maestros aunque a veces nos cueste comprender sus respuestas o preguntas que traen una enseñanza escondida como lo son ellos mismos la magia de la vida.
A los caballeros en general su mirada o sus gestos muchas veces hablan por sí solos, podemos percibir si existe sinceridad y respeto o de lo contrario si existe hostilidad, mentira o intereses mezquinos en su contacto primario que determinará el resto de la interacción.
Cuando es una dama, lo primero que yo veo son los ojos, inmediatamente observo las manos y los pies, así como su cabello. Para mi son puntos referenciales del cuido por ella misma, lo que podría ayudarnos a medir un poco con quien vamos a interactuar.
A su vez presto atención e intento escucharles a todos por igual, sin perder detalle en su forma de expresión para que no me de sorpresas la vida que no sean dignas de recordar. No vivo a la defensiva en lo absoluto, así como no guardo rencores o envidias, el simplemente observar gestos, miradas o acciones que nos pueden ayudar a comprender una conversación o las verdaderas intenciones de alguien que puede pasar de ser un extraño a un buen amigo o simplemente alguien que está de paso por tu vida y no amerita regresar a tu entorno.
Hace ya mucho tiempo que concentró mi atención en observar a través de los ojos con quien me encuentro, es más natural para mi dejar lo superfluo de lado al momento de cruzar las miradas y tratar de hablar de alma a alma, manteniendo siempre una actitud humilde, de servicio y basada en el amor incondicional.
Se que quizás pueda ser malinterpretado en mi forma de observar a las personas, yo soy mucho de escuchar atentamente, al igual de dejar que el prójimo se exprese libremente y de ser necesario emitiré alguna opinión al respecto si el mensaje recibido tiene algún sentido o es un tema de provecho, del resto cuando la conversación es superflua o no es un tema que me haga conectarme con el contenido del mismo, con la persona que lo expresa o el grupo, puedo tranquilamente pasar horas en silencio, escuchando palabras al viento y divido mi atención en una parte que escucha y la otra que piensa en la humanidad o cómo servir al prójimo para ayudar a despertar corazones para juntos cumplir la meta que nos entregó el creador de amar al prójimo como a nosotros mismos, , así cómo El Maestro Jesús nos los dejó encomendado hace ya mucho tiempo; pueda que te parezca absurda mi forma de dividir la mente cuando la conversación no es interesante; sin embargo desde niño siempre fui así y muchas veces de pequeño miraba al cielo y le preguntaba: Padre que hago aquí.
No es que sea un antisocial o me crea mejor que alguno, simplemente la belleza del projimo y el valor de una vida están justo detrás de los ojos, dentro de cada uno, si me refiero a esa parte intangible que no podemos palpar, sin embargo podemos vibrar en alta frecuencia y así conectar en pro del bienestar general; mientras que cuando es de baja vibración energética nuestras acciones, pensamientos o el hablar sucede todo lo contrario a la alta frecuencia que es el amor universal e incondicional que muchas veces se por la nobleza en la esencia del mismo se deja opacar cuando quien se comunica o se expresa no está en un nivel espiritual para comprender que el amor real de Dios es cada uno es la única verdad.
Que quien me mire, te vea
Opsensei
Sept 17/20