Cada
8 de Marzo en muchas partes leo o escucho las muy sentidas felicitaciones que
expresan a todas las damas del mundo y estoy totalmente de acuerdo en que sea
reconocida su gran e invalorable labor en nuestra sociedad.
Desde la concepción
de un hijo, esta una mujer presente en nuestras vidas y son muchísimas las
veces que hemos dejado de darle el valor real que tienen o de ser agradecidos
con ellas.
Lo
que no logro comprender es que al día siguiente, después de los homenajes, las merecidas muestras de
afecto o de reconocimiento a su desempeño en nuestra vida, para la mayoría de nosotros los hombres todo eso queda horas atrás y volvemos a dejar de lado a ese grupo inigualable de imprescindibles mujeres
que nos rodean: madres, esposas, amigas, hijas, abuelas o compañeras. De verdad
que no estoy de acuerdo con un solo día para la mujer. Decidamos hacer del día
de la mujer todos los días del resto de nuestra vidas y así como estamos
dispuestos a celebrar diariamente el día de la mujer, hagamos lo mismo con
nuestros hijos, padres, amigos, vecinos y con cada ser viviente en el planeta.
Dios habita en cada uno de ellos, no debemos dejarlos de lado.
Nuestra
sociedad, por tradición o por intereses, ha decidido celebrar días especiales
por algún motivo, pero hemos olvidado por ejemplo dedicar un día al Prójimo o
crear el día de Dios. Dios merece todos los días, pero ¿se los ofrecemos?
Te
imaginas qué distinto sería celebrar el día de ser fiel a los principios
correctos de vida, un día de no mentir, un día de no criticar, un día de no
actuar mezquinamente, un día de no ser hipócrita. ¡Qué bueno sería un día donde
los profesionales de todo el planeta no reciban pago alguno por sus servicios,
que realmente trabajen por su deseo de ayudar a quien normalmente no puede
acceder a sus altos honorarios!
Así
podríamos estar buscando sentido a todos los días del año, pero nuevamente
después de analizarlo debemos comenzar por nosotros mismos y cambiar
profundamente. No tengo capacidad de saber qué creencias tienes tú que me estás
leyendo y no sé quién eres. Yo creo en Dios y crecí en la religión Católica con
todos sus aciertos o errores, sin embargo siento más conexión con nuestro creador sirviendo al prójimo con amor incondicional. Solo te invito a pensar un rato en todo lo que
puedes lograr, con solo entregarte o abandonarte a tu Dios y salir a luchar por
el prójimo y el mundo exterior.
¿Has
pensado en la cantidad que gente que se motiva y participa en jornadas de
protección al medio ambiente y la naturaleza? Tú puedes ser parte de ello… Este
también es tu mundo, puede ser una buena experiencia para comenzar. Quizás surgiran en ti preguntas antes, durante y después de haber realizado esta bonita experiencia, por ejemplo: en las playas donde ponen huevos las
tortugas, las normas nos indican que no debemos dejar luces encendidas para el buen
desarrollo del proceso natural de las tortugas, eso es sin duda una bonita y agradable participación.
Sin embargo te has preguntado alguna vez, qué bueno sería que todos esos voluntarios que se jactan de proteger a los
animales o el medio ambiente, hicieran algo similar por el ser humano, te imaginas unirlos todos en pro de la vida de la especie humana y generar un moviendo real contra todos esos abortos que
se comenten a diario, los cuales se manejan hoy con un concepto muy liberal y sin
escrúpulos. Es que acaso la mujer a la cual se le quita la vida en ese vientre, no tiene derecho a nacer y a celebrar su día hoy también
No
tengo nada en contra de los ambientalistas en sus luchas por el medio ambiente, la biodiversidad, los animales, etc. Pero considero que si podemos luchar por el
derecho de poder asistir con los perros a los restaurantes, vamos a luchar por
nosotros mismos como raza humana. La ciencia está jugando a ser Dios con sus
experimentos y prácticas, ellos no son dueños de la verdad y nosotros no debemos darle la potestad de decidir quién vive o quién no.
Madre,
hija, esposa, amiga, hermana, prima, tía o compañera, personalmente trataré que
cada momento compartido sea tan especial como el Día de la Mujer, sin importar
la fecha. Lo mejor que podemos darnos el uno al otro es el tiempo que nos
dediquemos, con amor lealtad, pureza de alma y acción.