Muchas veces hemos escuchado a alguien referirse a la furia o a la ira de Dios.
Hasta el momento, considero que ninguno de los habitantes del planeta, puede ser capaz de definir este término tan usado por la humanidad, ya sea por nosotros los civiles, por los gobernantes o por los religiosos .
Como un Dios Padre tan bondadoso, todo amor y misericordioso, comprensivo, que nos perdona todo, sea capaz de desatar su ira o furia contra sus hijos. Pareciera no tener sentido, que el amor y la furia puedan ir juntas en nuestro Dios hacia todos nosotros que somos sus hijos.
Creo que la interpretación que hacemos de la furia o irá de nuestro creador, es un error humano nuevamente, a causa de nuestras limitaciones mentales, para mi es más dolor de Amor que ira.
Nuestro creador nos ama tanto, que nos demuestra en esa misma proporción, que ese amor incondicional que nos tiene, sufre y se refleja en sucesos o resultados proporcionales a su inmenso amor por todos nosotros; que sumado a nuestra falta de humildad, caridad, bondad, misericordia o la mezquina y absurda desición de no sentir a nuestro Dios Padre en el corazón con cada latido o respiración, nos da un panorama del existir muy ajeno a el que Dios tiene pensado para todos sus hijos, que somos nosotros.
Muchos consideran o definen que su furia o irá lo es un castigo y tal vez sea todo lo contrario, personalmente considero que es una muestra palpable del inmenso dolor que generamos en el, cuando actuamos a nuestro razonar y alejandonos de Dios a conveniencia propia e irreverente.
Cuando permitimos, aunque sea una vez, la ausencia de Dios en nosotros, se crea una barrera entre nuestra alma y el; lo cual no permite a Dios actuar en cada uno, como padre o guía y llegamos a situaciones que ningún padre quiere para sus hijos, siendo nosotros sus hijos los que actuamos con rebeldía y faltos de amor, que se traduce en resultados poco agradables a corto o largo plazo y después exclamos, frases como estas: Dios esto no puede estar pasando, padre me has abandonado, etc.
Cada vez que como padres, explicamos a nuestros hijos, el motivo por el cual ese algo que quieren hacer no es lo indicado ya que tal vez quieren poner las pasiones, antes que los principios o valores morales y que nosotros por experiencia le guiamos o le sugerimos no hacerlo, para que no tengan que enfrentar situaciones o tener problemas a futuro que no sepan solucionar o que marquen sus vidas para siempre y motivados por el gran amor que le tenemos no queremos que sufran, crea en nuestros hijos muchas veces separaciones entre familia y debemos dejar que transiten ese duró camino de aprendizaje.
Pues yo considero humildemente, que muchas de las situaciones que nos presenta la vida, son mensajes de Dios creador hacia nosotros en la misma forma.
Abramos nuestro corazón a Dios y al prójimo, pongamos en práctica los dos primeros mandamientos al cien por ciento en todo momento como mínimo, sin importar nuestras creencias religiosas y veremos cambios profundos en nuestro planeta y en nuestra vida.