Sin duda alguna que ha sido una estrategia bien dirigida y controlada por los interesados en mantener a la humanidad bajo sus pies. Esa humanidad llena de expertos, notables, intelectuales, estadistas, celebridades, nobles y todos esos títulos que nosotros aceptamos sin cuestionar y que son parte de ese triste y nefasto programa que nos ha convertido en seres sin sentido humanitario. Es tan paradójico como habitar un planeta al que llamamos tierra y el mismo esta compuesto en un 75% de agua, así como nuestro cuerpo.
Diariamente observamos a grupos de personas en diferentes partes del globo solicitando a sus políticos locales, regionales, nacionales o mundiales, así como a la banca, asociaciones, grupos gremiales, sindicatos, etc que creen fuentes de empleo, prosperidad, distribución igual de la riqueza, libertad para los pueblos oprimidos y todos esos anhelos que como seres humanos deseamos alcanzar; en gran parte ninguno, a los cuales le solicitamos algo de esto, tiene las más mínima intención de hacerlo y debemos abrir los ojos, darnos cuenta que es una muestra fehaciente que estamos cediendo nuestro poder original, es decir, hemos dejado en manos de desconocidos nuestro poder de vida, ese poder que viene de Dios y que en manos de estos, esta muy alejado de los intereses de nuestro creador.
Escuchamos por ejemplo que la economía está terrible y nos hacemos eco de esto, sin cuestionar nada y cada día esos que velan por ella, los expertos y analistas por nombrar algunos, nos tienen sumergidos a todos en una continua y decadente forma de obtener ingresos, mientras que para ellos es infalible la forma en que logran ganancias con especulación de mercados a futuro y en presente; que hace del sistema económico mundial un éxito. Ellos ganan a montones en corto tiempo y con mínima inversión, generando cada día más miseria y creando cientos de los mal llamados pobres diariamente, pasando a ser este segmento poblacional dependientes de los gobiernos y así los tienen controlados por ausencia de empleo.
Toma un segundo cierra los ojos y siente a tu Dios, ese Dios que vive en tu corazón, revela de tu interior esos maravillosos dones que te dio al nacer, esas acciones o actividades que son natural en ti, aquellas que no te cuesta trabajo alguno realizar que son como parte de ti y encontrarás en unión con Dios tu camino, tu independencia espiritual, económica y en armonía con el prójimo alcanzaras plenitud de existir, no abandones tu poder natural, de lo contrario te estarás abandonando a ti mismo y eso no tiene sentido.
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