24 de febrero de 2013

El valor de la palabra ...



 El valor de la palabra

 El pasado viernes 23 de Febrero, en mi clase de 6 a 7 pm en el dojo, después de el saludo al comenzar la clase y de realizar ejercicios de calentamiento, les pedí al grupo de estudiantes que se sentarán y tratarán de recordar frases o palabras que no sean de su agrado al escucharlas y coincidieron en palabras tales como: flaco, floja o flojo, estúpido, imbécil, lento, gordo, pequeño, enana, etc.

 Muchos de ellos manifestaron sentirse muy tristes cuando esas frases eran dirigidas haciendo referencia a ellos por parte de sus padres, familiares o compañeros de escuela.

 A su vez, la mayoría era incapaz de hacerle saber a sus padres, principalmente, que les hacían sentir mal y que generaban dolor en su corazón. Se sentían heridos esas criaturas que no rondan más de los 9 años de edad y es triste que desde pequeños no exista una real comunicación de respeto y amistad entre padres e hijos.

 Les trate de hacer entender a mis pequeños estudiantes que así como ellos sentían dolor y frustración con frases así, ellos tenían la misma capacidad de hacer daño también con sus palabras y que después de expresada una palabra o frase no se puede recoger.

 Por eso, como es por todos conocido, el creador nos dio dos oídos para escuchar bien y una sola boca para manifestarnos. Es que ya desde nuestra concepción nos demuestran el valor importantísimo de nuestras expresiones.

 Creo que todos debemos tomar conciencia de cada palabra, acción o pensamiento ya que siempre tendrá una consecuencia como todos sabemos y está en nosotros el bienestar propio o de muchos, se que todos hemos cometido errores y como seres humanos no somos perfectos, pero podemos y debemos buscar a la brevedad una mejor manera de existir y de interactuar con el prójimo, así como con todo lo hecho por el creador.

 No olvidemos que cada contacto entre nosotros desde que nos despertamos cada día es un encuentro de almas que tiene un sentido del porque nos cruzamos en todo momento, nuestras almas son eternas y ese instante de contacto será por siempre, hagamos juntos de cada aprendizaje un tiempo digno de recordar y atesorar por siempre.

Opsensei

A veces cuando llegas

 A veces cuando llegas 


 En varias oportunidades cuando llegas a algún lugar ya sea por decisión propia  de ir a ese sitio o por causas que desconoces y te hacen llegar ahí, sientes una atracción o ganas de permanecer por más rato sin importar el tiempo o los compromisos pendientes, sólo te sientes bien y quieres seguir sintiéndolo.

 Esos lugares en donde nuestra alma se encuentra a gusto y que a veces pueda que no sea nuestro hogar, son simplemente sitios donde la energía de quienes allí viven, trabajan, estudian o realizan alguna actividad se encuentra en armonía y Dios nos lleva a ellos para demostrarnos que somos parte de una energía universal y que todos debemos procurar ser parte activa de esa armonía universal que comienza en cada uno de nosotros, esta en nuestra esencia y en gran parte por la forma humana limitada de apreciar el sentido de la vida y poniendo los valores materiales antes que los valores espirituales, no alcanzamos esa plenitud del presente permanente a la cual todos tenemos derecho de disfrutar.

 Piensa un momento y trata de recordar esos lugares donde siempre quieres volver o en donde te encuentres a gusto y analiza que es lo que te atrae, verás que casi todas las causas sin espirituales, que no hay valor material que te pueda brindar esa sensación de satisfacción y bienestar que te hace querer estar ahí y el creador nos los da como un aprendizaje más, con la finalidad que busquemos dentro de nosotros los grandes valores que guarda nuestra esencia que es eterna y compartamos de corazón con el prójimo en todo momento.

 Opsensei