24 de diciembre de 2015

Desde Madrid

Hoy les escribo desde Madrid, gracias a los planes del creador que sin yo tenerlo en agenda, me trajo por esta tierra tan encantadora y seductora con su gastronomía, por su gente que te hace sentir en casa, por las inmensas bondades con que cuenta España, que te enamoran y no te dan ganas de partir; ese encanto único que tiene España que te hace sentir parte de ella y te hace feliz.

Quiero agradecerle a todos, los que durante este año que culmina según el calendario gregoriano, me han acompañado por este medio y se han tomado el tiempo de leerme.

Gracias a todos los que me han apoyado de una que otra forma, para transitar este aprendizaje del 2015 que pronto bajará el telón y que dará paso a un año 2016, donde todos debemos trabajar en la búsqueda de sembrar amor incondicional en todos nuestros actos, palabras o pensamientos. Ese amor incondicional con el cual todos fuimos concebidos y por las miserias humanas, dejamos de lado en gran parte del camino de la vida y a su vez el amor incondicional  es la varita mágica por la cual todos todos claman, que en unión con nuestro creador, es la solución a todas las preocupaciones mundanas y que muchos buscan fuera de cada uno.

Sí, decidieran sentir su esencia, iluminación espiritual y Amor, llegaran a  descubrir que las respuestas están dentro de cada uno y no fuera de nuestra alma o en manos de terceros.

En estos últimos dos meses, el creador me ha demostrado una vez más que somos Co creadores de nuestro camino en este plano terrenal y espiritual de continuo aprendizaje. Por lo cual, una vez más les invito a practicar la bondad, el amor por el prójimo y por toda las formas de vida de nuestra madre naturaleza, como es la voluntad de nuestro creador.

No esperen tampoco la llegada del 2016, para practicar el desapego a lo material, al rencor, al odio o a cualquier otra manifestación absurda que retrase su evolución espiritual y tomen la determinación en este mismo momento de convertirse en puntos de referencia como practicantes del perdón; el resentimiento solo te daña y te anula tu crecimiento espiritual cada segundo de vida.

Sean protagonistas de su propia vida y de sembrar amor incondicional, sean dueños de sus acciones y de no ofrecer resistencia ante los aprendizajes que nos da la vida. Tomemos lo positivo de cada cambio en nuestros días o en cada situación, que nos ponga el universo con el fin de demostrarnos que somos hijos predilectos del creador y que nuestra esencia es luz, no obscuridad como muchas veces nos quieren hacer creer y no nos permiten ser libres de corazón o pensamiento.

Ustedes todos deben ser líderes en brindar sus dones al mundo, sin esperar nada a cambio; no olvidemos que la vida es corta y solo nos llevaremos lo compartido a nivel espiritual.

Un fuerte abrazo a todos, nuevamente les invito a despertar su alma y su corazón en conexión con el creador en unión de este inmenso y rico universo del cual formamos parte todos. 

Opsensei 
Calle Serrano. Madrid
Dec 24 2015 
23:25 horas. 

22 de noviembre de 2015

No estás solo en esto ...


Con cierta frecuencia es posible que experimentemos una sensación que nos hace sentir como que no somos parte ya de este mundo; como si lo mundano o lo que antes nos parecía interesante ya no es relevante en nuestra vida y comenzamos a despertar una sensibilidad hacia lo natural, hacia nuestro ser interior y sin estar presente una pizca de ego en nosotros mientras lo  vivimos, así como también despierta esa sensibilidad hacia nuestro semejantes y descubrimos cualidades en nosotros que estaban dormidas; no te preocupes o sientas ansiedad por ello, no estás solo en esto...

Este conjunto de cambios internos o de percepción del vivir, lo resumiré como: el lindo camino del despertar espiritual.

Siempre desde muy pequeño pude experimentar esta sensación, donde lo establecido en muchos aspectos de la vida, no eran parte de mi o yo no sentía afinidad, comodidad o empatía con los mismos; lo cual me llevó a ser juzgado como tímido, con problemas de adaptación o lo que se le ocurriera a quien fuera el juez de mis conductas cuando niño; igualmente nunca me afectaron sus opiniones de una manera que me anulara como ser humano o me llevase a tomar actitudes de víctima, depresión o tristeza que no me permitieran seguir adelante.

Hoy en día es más frecuente este sentimiento de desprendimiento, que no me hace sentir más que ninguno, ni menos tampoco; pero si me da la seguridad para afirmar que todos estamos en un aprendizaje espiritual continuo y que nuestro creador en cualquiera de sus manifestaciones está junto a nosotros. 

Son un sin fin de experiencias, las cuales nos brindan señales de nuestra evolución o despertar espiritual, es nuestro deber reconocerlas y así disfrutar de nuestro crecimiento, para compartir nuestra evolución con el prójimo y de una forma sublime, sin invadir el espacio de cada uno, ir juntos hacia ese paraíso de amor que soñamos todos. Ese mundo sin violencia, sin mezquindades humanas, donde veamos al prójimo con los ojos del amor del corazón y en consecuencia actuar desde el amor incondicional en bienestar de todos.

Así que no temas, si experimentas situaciones donde sientes que el mundo que transitas te parece lleno de aburrimiento o vacíos espirituales. Así como no te sorprenda si de repente estás en un lugar al cual sientes que perteneces o sin pensarlo de la nada compartes momentos con alguien que recién conoces y es como si han estado juntos toda la vida, eso no es más que otra muestra de nuestra interconexión con el universo que nos contiene a todos y que debemos aceptar para lograr nuestra misión de vida y nuestra evolución. 

Así que si ya estás descubriendo estos momentos tan especiales, comenzaras a comprender que no eres dueño de la verdad, que todo lo que hagas, todo lo que digas y todo lo que pienses siempre estará contigo y que no será fácil huir de nosotros mismos si nuestras acciones no son buenas.

Una vez más les invito a tomar la determinación de comenzar a cambiar desde nuestro interior en unión con nuestro creador, aprender a no resistirse a los cambios y practicar el desapego a lo material, así como no suponer o el intentar controlar las situaciones que la vida nos presenta como aprendizajes para nuestro crecimiento e igualmente a dejar de juzgar, lo cual nos hará más felices y a disfrutar más este viaje que es la vida.