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16 de mayo de 2013

Karate Tradicional




Hoy me motivo a escribirles a los padres, a los alumnos y a los instructores que tal vez en alguna oportunidad, han tenido que tratar de explicar el significado de nuestro karate tradicional.
Un arte que armoniza cuerpo y mente, lo cual redunda en un beneficio espiritual para todo el que practica este arte marcial en dónde el respeto, la disciplina, la humildad, la solidaridad y el compañerismo están presentes durante todo el entrenamiento, así como otros valores morales que están tan ausentes en nuestra sociedad actual.
Como todo arte, requiere horas y horas de dedicación, así como cualquier profesión donde se desee alcanzar la mayor destreza.  Son millones de personas en el mundo que lo practican diariamente sin importar edad o sexo, disfrutando desde sus inicios los inmensos beneficios que sólo brinda el karate tradicional japonés.
Gran parte de los niños y jóvenes que se inician en esta práctica son motivados por recomendaciones de psicólogos, psiquiatras o consejeros, para que los niños mediante este arte, mejoren su disciplina y respeto, no voy a negar que es una herramienta muy útil para esas metas, pero no debemos olvidar, que nosotros los instructores no podemos corregir los valores primarios o básicos que son exclusivamente aprendidos y reforzados en el hogar. Hago esta salvedad ya que son muchos los padres que piensan que con inscribirlos en el karate u otra actividad extra cátedra se acabaron todos los problemas de conducta de sus hijos y no es así, el hogar es la raíz y la familia la base de formar un buen ser humano.
Algunos  niños comentan con cierta frecuencia que esta disciplina puede ser aburrida o monótona y sin pensar más allá, los padres cometen el error de reforzar esa idea, lo cual de una forma u otra va creando en los niños una matriz de pensamiento donde les enseñamos sin querer, que  el camino fácil sin esfuerzo, sin sacrificios, sin dedicación o constancia es el indicado y como adultos sabemos que a la larga la vida no es así. También cometemos el error como padres de alternar las actividades extra cátedra en función de lo que los niños quieran y le cambiamos de actividad sin hacerles sentir el compromiso adquirido, es decir hoy quieren tenis, después un amiguito juega fútbol y por no escucharlos renegar del tenis, vamos y los cambiamos al fútbol y así sucesivamente. De esta manera solo estamos desarrollando y reforzando conductas, que cuando sean adultos, tendrán una habilidad extraordinaria para huir de los problemas en vez de afrontarlos o buscar soluciones, algo así como que es más fácil huir que luchar por amor.
Les invito a todos los padres y alumnos a experimentar unas clases juntos en familia, soliciten a el instructor de sus hijos un clase especial en familia y experimenten esa conexión de cuerpo y mente que armoniza el alma y  que nos regala el karate japonés en cada clase, verán como se integrarán más como familia. Personalmente doy un mes gratis de entrenamiento a todos los interesados y hemos alcanzado logros excelentes a nivel de las familias que han tomado la opción.
No olvidemos que todos nuestros niños nacen puros, sin prejuicios, sin odios, sin mentiras y sin todas las miserias humanas que están en el camino, es nuestro deber como padres hacerles saber que las miserias existen, más no hacerlas parte de ellos que vienen del amor y no hay ninguna conducta humana más poderosa que el amor.