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31 de diciembre de 2016

Las doce uvas...


A horas de cerrar el 2016, siento nuevamente necesidad de expresar pensamientos que no dejan de dar vuelta por mi cabeza.

Escucho a muchos esperanzados en el año venidero y en todos los preparativos que ocupan su tiempo real de existencia con el fin de recibir el nuevo año, la gran mayoría enfocados principalmente en bienes materiales a estrenar, otros en practicar  creencias o tradiciones que podrían brindarles un buen año y siento que muy pocos realmente analizan o dirigen su mente hacia un cambio interno radical en unión con nuestro creador que es la única llave que abrirá el sendero de evolución que les llevará a su realización como seres espirituales viviendo una experiencia humana.

Si, ya sé que muchos me consideran o me llaman extraterrestre, cuando emito estos pensamientos, pero personalmente creo que el tener un mejor porvenir no está en comer 12 uvas a la vez o de una en una al ritmo de las campanadas según es la creencia, has pensado que si fuera el  caso y de sucederte algo trascendente en tu vida en el mes de marzo del año que comienza por ejemplo, sería responsabilidad  de la 3ra uva que ingeristeis o es realmente una consecuencia de tus palabras, pensamientos o actos.

El cambio o la llegada del nuevo año no determina un mejor futuro o el alcance de metas por el tiempo transcurrido en la mayoría de los casos; sin duda que todo lo que deseemos alcanzar está absolutamente basado en nuestras acciones, en la percepción o forma de Aceptar los eventos que nos brinda la vida con cada amanecer, aprender, reeducarnos, soltar, fluir, desaprender, perdonarnos a nosotros mismos y a nuestros semejantes, dejar de ser eco sórdido de las opiniones de terceros sin analizar lo que repetimos como borregos, dejar la deslealtad, la envidia, el chisme, el involucrarse en la vida ajena y quizás la nuestra es un desastre, evitar emitir juicios sobre el prójimo como si fuéramos dueños de la verdad, son tantas las acciones que a diario cometemos sin pensar el alcance de nuestras palabras que sea cual sea el calendario anual que usemos, no vamos a ser capaces de tener un mejor año.

Despertemos a nuestra esencia real de conexión con nuestro creador y con el universo en pro de un bienestar general, no apoyemos movimientos anti natura, que al final nos afectarán de una manera o de otra. Respetemos y amemos al prójimo como aspiramos que nos amen o nos consideren a nosotros y entonces con cada amanecer tendremos un nuevo motivo para celebrar; activémonos todos desde este instante a sembrar amor incondicional, a servir y compartir desde el amor que emana nuestro corazón y nos maravillaremos de todos los cambios que juntos podremos lograr.

Opsensei
Pembroke Pines, FL 
Diciembre 31 2016
19:28 Hrs

11 de febrero de 2015

Hijos vs Padres


Con bastante frecuencia observo, la manera tan sencilla con la cual la mayoría de los niños de hoy, manipulan de una forma tan efectiva a sus padres; da la impresion que los niños con respeto, obediencia y buenos modales son vistos como niños tontos para el mundo que nos rodea.

 Entre la psicología barata de tantos Gurus de familia y nuevas tendencias de realización humana, en donde la mayoría adopta posturas de absoluta conveniencia personal, en las cuales solo tienen derechos y no deberes; veo como los jóvenes e infantes de hoy en día, se desarrollan en un mundo sin valores; los cuales motivados por su poca experiencia de vida, se consideran con un tácito derecho a todo lo que deseen, sin el más mínimo esfuerzo para lograr algo y a su vez también están los que con obscuros intereses como son las agrupaciones o sectas de cualquier índole con la busqueda de ser aceptado socialmente, se aprovechan de ellos y en las cuales les ofrecen un sin fin de privilegios, con lo cual se apoderan de sus mentes débiles, destrozando hogares y vidas que pudieran tener un mejor destino.

 Desconozco en que parte de la historia humana, surge esta generación de padres a nivel globalizado donde respetamos a nuestros padres o abuelos al máximo y a veces le tememos a nuestros hijos o nietos. Es muy cierto que como padres deseamos que nuestros hijos no pasen trabajo o necesidades y creo que en parte ahí esta el error.

 Veo a diario eventos donde los niños actúan como si los padres fueran sus eternos  sirvientes, tienen que recoger todo lo que dejen regado, adquirir bienes sin necesidad que los pequeños exijan, los crían sin responsabilidades o con total ausencia del sentido de compromiso en sus acciones y después como sociedad nos quejamos  de la gran cantidad de problemas causados por seres incomprendidos o desadaptados, como no vamos a tener fracasos de familias enteras en una generación desarrollada sin valores o responsabilidades.
 Pareciera que tener una infancia o una juventud con valores morales, buenas costumbres, respeto por el prójimo y honradez entre otras normas de vida, pareciera ser delito social.

No olvidemos que parte del aprendizaje de los niños es por imitación, de nosotros depende en gran parte su formación como seres humanos pensantes, responsables, respetuosos, humildes y con valores que a la larga estemos presentes físicamente o no, les dará una vida plena de satisfacciones y bienestar.

Es muy válido que estemos interesados y nos involucremos por el mundo que le dejamos a nuestros hijos, sin embargo tiene mayor prioridad como padres, que clase de hijos que le dejamos al mundo. 
Realmente es preocupante como se han dejado los valores a un lado por el simple hecho de querer ser amigos de los hijos y no padres.
 Nuevamente invito a considerar la forma en que estamos educando a nuestros niños y jóvenes si deseamos un mundo mejor.

Dios les bendiga a todos 



 Opsensei

16 de mayo de 2013

Karate Tradicional




Hoy me motivo a escribirles a los padres, a los alumnos y a los instructores que tal vez en alguna oportunidad, han tenido que tratar de explicar el significado de nuestro karate tradicional.
Un arte que armoniza cuerpo y mente, lo cual redunda en un beneficio espiritual para todo el que practica este arte marcial en dónde el respeto, la disciplina, la humildad, la solidaridad y el compañerismo están presentes durante todo el entrenamiento, así como otros valores morales que están tan ausentes en nuestra sociedad actual.
Como todo arte, requiere horas y horas de dedicación, así como cualquier profesión donde se desee alcanzar la mayor destreza.  Son millones de personas en el mundo que lo practican diariamente sin importar edad o sexo, disfrutando desde sus inicios los inmensos beneficios que sólo brinda el karate tradicional japonés.
Gran parte de los niños y jóvenes que se inician en esta práctica son motivados por recomendaciones de psicólogos, psiquiatras o consejeros, para que los niños mediante este arte, mejoren su disciplina y respeto, no voy a negar que es una herramienta muy útil para esas metas, pero no debemos olvidar, que nosotros los instructores no podemos corregir los valores primarios o básicos que son exclusivamente aprendidos y reforzados en el hogar. Hago esta salvedad ya que son muchos los padres que piensan que con inscribirlos en el karate u otra actividad extra cátedra se acabaron todos los problemas de conducta de sus hijos y no es así, el hogar es la raíz y la familia la base de formar un buen ser humano.
Algunos  niños comentan con cierta frecuencia que esta disciplina puede ser aburrida o monótona y sin pensar más allá, los padres cometen el error de reforzar esa idea, lo cual de una forma u otra va creando en los niños una matriz de pensamiento donde les enseñamos sin querer, que  el camino fácil sin esfuerzo, sin sacrificios, sin dedicación o constancia es el indicado y como adultos sabemos que a la larga la vida no es así. También cometemos el error como padres de alternar las actividades extra cátedra en función de lo que los niños quieran y le cambiamos de actividad sin hacerles sentir el compromiso adquirido, es decir hoy quieren tenis, después un amiguito juega fútbol y por no escucharlos renegar del tenis, vamos y los cambiamos al fútbol y así sucesivamente. De esta manera solo estamos desarrollando y reforzando conductas, que cuando sean adultos, tendrán una habilidad extraordinaria para huir de los problemas en vez de afrontarlos o buscar soluciones, algo así como que es más fácil huir que luchar por amor.
Les invito a todos los padres y alumnos a experimentar unas clases juntos en familia, soliciten a el instructor de sus hijos un clase especial en familia y experimenten esa conexión de cuerpo y mente que armoniza el alma y  que nos regala el karate japonés en cada clase, verán como se integrarán más como familia. Personalmente doy un mes gratis de entrenamiento a todos los interesados y hemos alcanzado logros excelentes a nivel de las familias que han tomado la opción.
No olvidemos que todos nuestros niños nacen puros, sin prejuicios, sin odios, sin mentiras y sin todas las miserias humanas que están en el camino, es nuestro deber como padres hacerles saber que las miserias existen, más no hacerlas parte de ellos que vienen del amor y no hay ninguna conducta humana más poderosa que el amor.