El valor de la palabra
El pasado viernes 23 de Febrero, en mi clase de 6 a 7 pm en el dojo, después de el saludo al comenzar la clase y de realizar ejercicios de calentamiento, les pedí al grupo de estudiantes que se sentarán y tratarán de recordar frases o palabras que no sean de su agrado al escucharlas y coincidieron en palabras tales como: flaco, floja o flojo, estúpido, imbécil, lento, gordo, pequeño, enana, etc.
Muchos de ellos manifestaron sentirse muy tristes cuando esas frases eran dirigidas haciendo referencia a ellos por parte de sus padres, familiares o compañeros de escuela.
A su vez, la mayoría era incapaz de hacerle saber a sus padres, principalmente, que les hacían sentir mal y que generaban dolor en su corazón. Se sentían heridos esas criaturas que no rondan más de los 9 años de edad y es triste que desde pequeños no exista una real comunicación de respeto y amistad entre padres e hijos.
Les trate de hacer entender a mis pequeños estudiantes que así como ellos sentían dolor y frustración con frases así, ellos tenían la misma capacidad de hacer daño también con sus palabras y que después de expresada una palabra o frase no se puede recoger.
Por eso, como es por todos conocido, el creador nos dio dos oídos para escuchar bien y una sola boca para manifestarnos. Es que ya desde nuestra concepción nos demuestran el valor importantísimo de nuestras expresiones.
Creo que todos debemos tomar conciencia de cada palabra, acción o pensamiento ya que siempre tendrá una consecuencia como todos sabemos y está en nosotros el bienestar propio o de muchos, se que todos hemos cometido errores y como seres humanos no somos perfectos, pero podemos y debemos buscar a la brevedad una mejor manera de existir y de interactuar con el prójimo, así como con todo lo hecho por el creador.
No olvidemos que cada contacto entre nosotros desde que nos despertamos cada día es un encuentro de almas que tiene un sentido del porque nos cruzamos en todo momento, nuestras almas son eternas y ese instante de contacto será por siempre, hagamos juntos de cada aprendizaje un tiempo digno de recordar y atesorar por siempre.
El pasado viernes 23 de Febrero, en mi clase de 6 a 7 pm en el dojo, después de el saludo al comenzar la clase y de realizar ejercicios de calentamiento, les pedí al grupo de estudiantes que se sentarán y tratarán de recordar frases o palabras que no sean de su agrado al escucharlas y coincidieron en palabras tales como: flaco, floja o flojo, estúpido, imbécil, lento, gordo, pequeño, enana, etc.
Muchos de ellos manifestaron sentirse muy tristes cuando esas frases eran dirigidas haciendo referencia a ellos por parte de sus padres, familiares o compañeros de escuela.
A su vez, la mayoría era incapaz de hacerle saber a sus padres, principalmente, que les hacían sentir mal y que generaban dolor en su corazón. Se sentían heridos esas criaturas que no rondan más de los 9 años de edad y es triste que desde pequeños no exista una real comunicación de respeto y amistad entre padres e hijos.
Les trate de hacer entender a mis pequeños estudiantes que así como ellos sentían dolor y frustración con frases así, ellos tenían la misma capacidad de hacer daño también con sus palabras y que después de expresada una palabra o frase no se puede recoger.
Por eso, como es por todos conocido, el creador nos dio dos oídos para escuchar bien y una sola boca para manifestarnos. Es que ya desde nuestra concepción nos demuestran el valor importantísimo de nuestras expresiones.
Creo que todos debemos tomar conciencia de cada palabra, acción o pensamiento ya que siempre tendrá una consecuencia como todos sabemos y está en nosotros el bienestar propio o de muchos, se que todos hemos cometido errores y como seres humanos no somos perfectos, pero podemos y debemos buscar a la brevedad una mejor manera de existir y de interactuar con el prójimo, así como con todo lo hecho por el creador.
No olvidemos que cada contacto entre nosotros desde que nos despertamos cada día es un encuentro de almas que tiene un sentido del porque nos cruzamos en todo momento, nuestras almas son eternas y ese instante de contacto será por siempre, hagamos juntos de cada aprendizaje un tiempo digno de recordar y atesorar por siempre.
Opsensei